Por @azapatel

La encuesta nacional urbano-rural del IOP de la PUCP publicada la semana pasada dio una idea general sobre los temas que más preocupan a los peruanos de a pie. Vale destacar que el problema de la corrupción es percibido, hoy por hoy, como la principal tara que afronta nuestro gobierno y la sociedad, en general. Si bien es un lugar común aseverar la importancia de la corrupción como problema nacional, lo interesante es que el quinquenio del Presidente García ha logrado, a pulso, que la corrupción vuelva a ocupar el primer puesto sobre todo el resto de calamidades que aún afrontamos.

A pesar del sambenito de “CO-RRUC-TO”, acuñado por el joven Richard Gálvez, la administración García se ha empecinado en petardear desde Palacio a los candidatos, entrometiéndose de manera descarada sin poner atención al rudimentario techo de vidrio que subsiste sobre ellos y que la sociedad espera que finalmente se quiebre.

Así, el último misil teledirigido pareciera haber sido disparado desde la revista “Caretas”, la cual intentó asociar al candidato a la segunda vicepresidencia, Javier Reátegui con sujetos estrechamente ligados al clan Sánchez Paredes. El misil falló, y con él, Caretas. Por ello, han aumentado las sospechas sobre la alevosía que hubo en la digitación de aquel reportaje, como también la ingenuidad y ligereza de los argumentos esgrimidos para sostener una asociación familiar aparentemente inexistente.

Lo más grave del asunto es que el petardo no solo ha fallado, sino que parece haber sido redireccionado hacia el techo de vidrio enclenquemente sostenido hasta el día de hoy. Un miembro del clan – investigado por lavado de activos y relaciones con el narcotráfico – sostiene haber subvencionado la campaña del ahora Presidente, poniendo en tela de juicio la limpieza y honorabilidad del dinero recibido por Alan García mientras este era candidato. Por supuesto, el miembro del clan argumenta que son fondos transparentes, pero su palabra no impide que esto se someta a escrutinio, pues podría ser la coqueta punta de un grosero iceberg.

A cinco meses de la salida de Alan García, los anticuchos y demás criolladas empiezan a ser descubiertas. Por ello, resulta torpe y tosco que la administración actual no busque despercudirse en lo posible para poder recuperar la simpatía del electorado y empujar el coche parlamentario para defender sus intereses el próximo quinquenio. Es así que dejo algunos consejos para mis amigos Estrellados:

Amigos Estrellados, dejen de priorizar la contracampaña actual contra Toledo. Están descuidando dos importantes flancos: la limpieza institucional – que permitiría cierta recuperación en base a la popularidad tuberculosa que sufren actualmente, y de taquito la promoción de una lista congresal deslucida que podría incluso mandar al Partido a la Segunda División. Lo más probable es que Toledo pase a la Segunda Vuelta, y si para entonces no lograron el 5% necesario para contar con presencia parlamentaria, habrán perdido por partida doble. Limpien su imagen, expectoren – Del Castillo no puede valer la institución – y reimpulsen la campaña. Un tip para sus estrategas que, parece, deberían estudiar un poco de Teoría de Juegos.