Por @omar_gavidia

Ocurrió lo que nadie esperaba, era más probable que llegara una catástrofe nuclear, que Charly Sheen viviera pacíficamente con dos prostitutas de lujo o que Farfán sea perdonado por Markarian, pero en estos últimos días una nueva noticia remueve los cimientos políticos de nuestro país. Ollanta Humala está creciendo y nadie lo puede negar, el otrora enérgico militarizado amigo ideológico de Chávez (como lo llamaron sus detractores en la última contienda presidencial)  empata técnicamente con los candidatos Toledo y Fujimori respectivamente, esta vez de la mano de un discurso muchísimo más moderado y reconciliador entre los diferentes sectores de la nación y brindándole la mano al inversionista extranjero.

Las opiniones de sus “compañeros” de contienda no se han hecho esperar; la candidata Keiko Fujimori ha tenido a voluntad llamarlo: “Lobo disfrazado de cordero” y “mona vestido de seda”, aunque posiblemente por consejo de sus asesores ahora sale del fuego cruzado afirmando que “Humala no es el Diablo”; mientras que de otra parte los comentarios de Toledo han llegado incluso a los spots publicitarios, queriendo calar en la mente del electorado con su conocido “Voto seguro” que sencillamente desnaturaliza el sistema democrático, instando al miedo y a la mutilación de la voluntad y libertad de cada peruano, la participación mas hilarante, en lo que se refiere a opiniones, hasta el momento ha sido la del candidato Castañeda, que víctima de las encuestadoras (o tal vez de alguna fiebre nocturna) afirma que todos los candidatos deben renunciar, ya que él es el único que acabaría con Humala en segunda vuelta, es decir, se erige como el salvador del sistema democrático peruano, luego que descendiera cual tobogán por las encuestas que lo colocan en  el quinto lugar de la preferencia electoral.

Como era entendible los medios de comunicación con su poder de alcance también enfilaron sus baterías a contraatacar el crecimiento inesperado de Humala, mostrando antiguos argumentos que lo vinculaban al régimen de Venezuela y su mandatario Hugo Chávez, endosándole por osmosis que el destino del Perú sería similar al  destino seudo-democrático de Venezuela. Y las unidades de investigación periodística haciendo un trabajo minucioso encontraron una vinculación entre Humala y el partido del ex mandatario de Brasil Lula Da Silva, lo que deja flotando la pregunta natural de ¿Cuál es el interés para obrar de Lula?, ¿Y quien estaría financiando la  actual campaña del candidato Humala?

Ollanta Humala hasta el momento viene desplegando ideas, que según las encuestas, agradan al electorado, el mensaje que presenta  en comparación a lo que ya conocíamos, digamos que es más moderado y afranelado, cambiando el polo rojo, por el saco y la corbata, hasta el momento lo que presenta Humala es la ratificación de su rechazo a la reelección inmediata; así como el respeto por los acuerdos comerciales, contratos y la libertad de expresión En otras palabras trabaja en generar la confianza que no tenía y apuesta por que todos puedan disfrutar de un país rico con una buena administración de los recursos. Además acota para esta campaña electoral que  “…la especulación no debe prosperar, debemos actuar todos con responsabilidad”.

La  pregunta nos da en la cara  ¿Estará diciendo la verdad? o ¿Solo cambio el discurso para lograr sus metas?; actualmente viene difundiéndose por Internet un video donde muestra que es posible afirmar algo y luego negarlo completamente, que las palabras si se las puede llevar el viento, que la seudo-democracia es una suerte de romance mal pagado muchas veces. También se encuentra presente el fantasma  de los malos ejemplos de democracia en Latinoamérica que de muchas formas comulgan con la ideología que presenta Humala, donde encontramos a personajes como Morales, Correa y Chávez que parecen sacados de un libro de Historia Universal  peleando contra enemigos “realistas” y donde el progreso solo consistía en vivir para pelear el próximo día.

Lo cierto es que si hay una realidad que cambiar, claro que existe la pobreza en el país y en muchos lugares de nuestro territorio se  generan diversos tipos de  abusos e injusticias contra los nuestros, donde el estado no llega y menos los flamantes políticos y sus inmunidades parlamentarias, claro que necesitamos administrar mejor los recursos del país y ver por nuestra continuidad en el tiempo (mas allá de una reelección para asegurar el curul y el empleo por varios años) y entender como enfrentaremos lo que viene, pero tal vez sea tiempo de hacerlo como país y al margen de quien sea el presidente esta vez tomemos la verdad en nuestras manos y sepamos exactamente qué hacer con ella.