#ElPerúQueQueremos

Todos perdimos estas elecciones

Publicado: 2011-04-12

Por @oscar_baldeon (Twitter)

¿En qué momento se jodió el Perú? Enserio aún hay personas que se hacen esa pregunta. Un afán tan absurdo que solo busca echar culpas a diestra y siniestra sin pensar en el asunto esencial. No soy el primero, por lo que veo, en hacer un balance sobre los resultados obtenidos el pasado domingo. Pero quiero darle otro enfoque.

Se “suponía” que los números, además de mostrar las preferencias, sirven para entender por qué el electorado los eligió, pero no. Muchos han preferido hacer gala de su álter ego. Incluso yo he caído en ese error ciego, y asumo con responsabilidad mis palabras. Mas no he llegado a tal punto de insensatez como otras personas cuyas “integridades” se vieron vulneradas con el pase de Ollanta y Keiko a segunda vuelta.

¿SI TODOS PENSARAN COMO YO… EL MUNDO SERÍA MEJOR?

Si encuentro una cita textual, lo normal es dar créditos, pero en este caso me da suficiente vergüenza ajena como para hacerlo. Leí en Twitter, red social en la que empleo/malgasto parte de mi tiempo, a una chica que nos dio la genial idea de “encerrar a nuestras empleadas para que no vayan a votar por Ollanta”. Cuando imaginé que fue un impulso de momento y que no volvería a toparme con un comentario de esa clase, pasó lo peor: un chico sugirió en el mismo medio que “los rurales no deberían votar, (porque) no saben ni hablar”. Ambos nos dieron lo peor del ser humano: la intransigencia, que no distingue sexo, raza, clase social, edad, ni nada. Es una tara que sencillamente debemos superar para mostrar lo civilizados que podemos llegar a ser. Si todos pensaran como ellos, el mundo definitivamente no sería mejor.

¡TÚ TIENES LA CULPA!

Desde el domingo en la noche hasta hoy he podido escuchar una serie de imbecilidades como “es culpa de la gente ignorante”, “culpa de los cholos resentidos”, “culpa de los ppkausas”, “culpa del cholo (Toledo) por egocéntrico”, “Castañeda debió renunciar”, “los medios de mierda”, etc. Desde mi punto de vista, la culpa la tenemos todos los que conformamos la sociedad.

La gente es ignorante por varios motivos. Uno de ellos es porque no desea sembrar interés real sobre asuntos trascendentes como la política –por ejemplo- y he ahí su voto fanático. Otro motivo es porque el Estado ha demostrado ser un gran incompetente en la formación educativa –en todo lo que el término implica- de las personas, estancándolas y dándoles “burbujitas de jabón”, “chicharrón” (si usamos términos del periodismo poco serio), “gas somnífero”, etc. Si hablamos de “cholos resentidos” hablamos de una cantidad ligera de la población. Si en verdad un buen grupo estuviera resentido creo que la historia sería mucho más cruel, puesto que el resentimiento es uno de los peores móviles que llevan a la inestabilidad social. No niego que existan resentidos, ojo. No les dirijo la culpa a esas personas, sino a la ineficiencia política.

No sé qué tanto tengan de culpa los ppkausas, porque si bien para muchos opinólogos PPK representaba un riesgo inminente para la inestabilidad social que podría resucitar a SL o al MRTA, votaron por convicción. Si ajusto la oración a mi realidad, que no es la verdad absoluta, puedo decir con total seriedad que una fuerte cantidad de ellos solo eran fanáticos, lo cual me decepcionó, pero nunca generalicé porque tengo colegas muy respetables en los que vi militancia –aunque fugaz porque Pedro Pablo perdió, finalmente. Pero la verdad es la verdad: PPK debería ganar un premio como “producto “político” del año”. El grueso de “jóvenes interesados por la política”, citando a Marisol Pérez Tello, consideró a Mr. Kuczynski una moda igual de cool que la que hubo el año pasado con Susana Villarán. Es triste, lamentable, doloroso, pero cierto. Parece que cada vez se opta por quien mejor nos haga saber que NO ES POLÍTICO. “La política es corrupta, sucia e hipócrita”, me dicen. Con esas posturas solo se fortifica el resultado que tenemos. Gracias al voto antipolítico.

Sobre Toledo y Castañeda seré muy breve: ambos son suicidas políticos que se disparan a los pies.

Si bien yo soy una persona que defiende desde hace poco el “voto voluntario”, ahora me duele decir que veo vulnerada la integridad de un conjunto social al que el Estado no llega ni los satisface. En pocas palabras, siendo el voto voluntario veo que los intereses de un país centralista -a claras luces después de lo ya mencionado- podrían primar sobre los del sector C, D y E. Espero estar equivocado y conversar sobre el tema con más personas, pero a mi opinión inicial me pongo a pensar dos cosas: una buena parte de dichos sectores no van a votar por el difícil acceso a sus centros de votación y desinterés político; o los partidos retornarían con más fuerza a lo que conocemos como clientelismo. Ambos supuestos son agresivos y dañinos, para el proceso democratizador que queremos iniciar muchas personas. Pero la tenemos difícil, pues. Sin desarrollo, educación, cultura, pensamiento crítico ni interés por la política solo obtendremos un gran círculo vicioso donde la mayoría (pilar central de la democracia por concepto) no cuenta con uno o más de estos ejes. ¿Y qué pasará con esa mayoría? Muchas de ellas se preguntarán cada cierto tiempo cuándo se jodió el Perú.

Ahora, el cantar de los medios no es diferente. Desde hace mucho los medios están jodidos, y prueba de ello son las ridiculeces a las que fueron sometidos los candidatos para ganar votos o los titulares que lanzan al público. La democracia es tan idealista aquí, que tranquilamente los diarios –como un ejemplo- exponen su credibilidad periodística y anteponen sus intereses políticos sobre la necesidad de informar. “Pero la libertad de expresión nos lo permite”, escucho. “El periodismo se autotortura día tras día”, contesto. Ahora se repite la historia donde el racismo, clasismo, y otros defectos humanos salieron a flote con logros nada honrosos. Una vez más se elegirá entre el menos malo, en un país que no escatima cuando de satanizar individuos se trata, y que lo que mejor sabe hacer es buscar culpables. En un país donde se vivieron años falsos de crecimiento gracias a nuestra alicaída clase “política”. En un país donde “los ignorados” alzaron voz de protesta en justa razón. Un país que ha marcado un pésimo precedente estos días. Todos estamos perdiendo y todos ya hemos perdido.

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