por @omar_gavidia

Justo cuando el país está pasando por uno de los momentos más sensibles, disputándose en movimiento péndulo, el  elegir por dos candidatos que más que certezas generan desconfianzas, y justo hoy que se necesita de un atolón de piedra  que encarne a  alguna institución que genere ese punto de “referencia” en bien de la  seguridad democrática, es que se levantan los recuerdos de los fantasmas del ayer; y este momento se  da en manos de un sector de la prensa, que al parecer recordando un pasado sin valor y sin dignidad echa mano de lo que tienen para de esta manera asegurar el status, que a pocos convence, fuera ganado a base de independencia y objetividad (sin mencionar con trabajo y esfuerzo).

Es atemorizante observar que recientemente se lea  por los medios, que ya se inició el procesos de “cerrar filas” en televisoras y prensa escrita, al mejor estilo de los funestos tiempos de Alberto Fujimori, cuando cada programa “independiente” salía al aire con su guion y sonrisa sin brillo.

Usar un canal o un medio escrito para que sea vocero de alguna agrupación a manera de panfleto, deja en evidencia, que las cosas no han cambiado desde esas oscuras épocas de los Lucar o del zorro viejo de Delgado Parker, cuando la prostitución (entiéndase intercambio de dinero por servicios) era moneda de cambio diaria y siempre había parroquianos que anhelaban los mismos placeres lujuriosos del poder.

De esta manera  llegamos al caso de despido de los periodistas Patricia Montero y José Jara de Canal N que han sido dejados de lado por defender no a un candidato o agrupación Política, sino por representar la objetividad e imparcialidad, cualidad indispensable para ejercer el periodismo en un País con tantos sin sabores en el periodismo como el nuestro.  Es un hecho que hay demasiado cinismo en un país como el Perú en lo que se refiere a medios de comunicación, poco o nada se sabe de esos arreglos entre gallos y medianoche, donde solo quedan sospechas cuando se polarizan ideas en un ámbito tan poco homogéneo como los criterio y se deja observar el peso de la “línea editorial”.

Entonces ya no solo hago referencia a este despido arbitrario a los periodistas de Canal N ,  sino a esa práctica nauseabunda de sembrar favores para en el futuro poder evadir responsabilidades, impuesto o algún favor que sea necesario hacer “tangible”, quebrando, rompiendo y destruyendo el Cuarto Poder que tanta falta hace y brilla por su ausencia.

Este es el escenario donde los medios sin calidad periodística real logran  polarizar el país con información incompleta, sesgada y sin objetividad dejando como daño colateral seguir debilitando la democracia y permitiendo que la voluntad de pocos siga  primando sobre la de muchos donde el gran mandato parece decir: La oportunidad fija el precio de las cosas. No se entienda un exceso de idealismo sino un cansancio  viejo, no es un deseo porque  las cosas sean perfectas, sino, solo un anhelo  que aseguren el motivo para el cual fueron creadas.

Un antiguo maestro universitario nos enseñaba que las mentiras pueden producir flores pero nunca fruto...en estas elecciones como ninguna otra la retorica y los medios han cubierto de rosales la verdad.