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Mi voto es por Ollanta Humala

Publicado: 2011-05-06

Por: @oscar_baldeon (Enlace Twitter)

Estamos a casi un mes de las elecciones generales por la segunda vuelta electoral. Los dos candidatos que clasificaron no responden a mis expectativas, porque si fuese así hubiera votado por uno de ellos el día 10 de abril, lo cual no sucedió.

Sin embargo, he decidido mi voto para el día 5 de junio. Hacia un tiempo atrás dije que no es una dicotomía la elección que se nos viene, puesto que legalmente es posible emitir una marca por el blanco o viciado. Ese no es mi caso. Mi decisión tiene una explicación y quiero compartirla aunque eso signifique recibir más de una acusación por parte de quien lea este artículo. Es que aún no estamos acostumbrados a conducir una “democracia” donde uno puede libremente decir lo que decide, piensa, dice o hace. Muchos aún continúan en la intolerancia, donde se consideran superiores o de una élite privilegiada donde “el diferente” esta equivocado y siempre lo estará. Pueden discrepar y yo contestaría con lo mucho/poco que sé. Pero criticar a alguien de manera destructiva no me parece solución. Mi voto es por Ollanta Humala.

Hay dos maneras, a mi entendimiento, en que las personas han llegado a sus conclusiones electorales. Obviamente voy a referirme a quienes NO compartíamos preferencias hacia los actuales competidores:

Pensamiento pragmático: Asocio dicho pensamiento a personas cuyo interés por la política es reducido o nulo. Implica excluir todo hecho interno y externo al candidato para pasar a entender la situación mediante factores superficiales y prácticos.

Pensamiento político-consecuente: Es consecuencia del interés establecido sobre el ejercicio político de un entorno determinado. Es aquel que se basa en el análisis del todo porque no se limita ni siquiera al candidato, sino al espectro político en totalidad. Además, se diferencia del pensamiento pragmático porque evidencia un interés sobre lo que un individuo o entorno arrastra consigo (pasado, presente, futuro).

A claras luces no podría emitir una preferencia a partir de un pensamiento pragmático por más de una razón. Es cierto que Keiko Fujimori y Ollanta Humala no son el mejor escenario para muchos de nosotros, pero debemos decidir ante una realidad inevitable. Quiero y trato todo el tiempo de ser consecuente con mis ideas, siendo el primero en aceptar mis errores cometidos. Pero en este caso no podría respaldar a una candidatura presidencial del fujimorismo, indistintamente del representante. Nací en 1990 y eso no necesariamente me hace ver con buenos ojos lo que mi uso de razón me mostró. He criticado en la medida de lo posible al ambiente del partido de los Fujimori y no sería lo más adecuado ahora, y posiblemente nunca, atribuirles buenas intenciones.

¿LAS PERSONAS CAMBIAN?

El tiempo ayuda a cambiar, para bien o para mal. Del mismo modo el daño esta hecho, podemos “perdonar”, pero no podemos olvidar. Las segundas oportunidades son parte de mi filosofía, pero las doy siempre y cuando tenga una ligera certeza de que estaría haciendo lo correcto. ¿Cómo darle una segunda oportunidad a alguien cuyo entorno es arcaico, sin evidencia de mejora alguna, con pensamiento populista que hunde profundamente a nuestra sociedad ya golpeada? Elementos que dicen frases como “el Grupo Colina pudo haber existido” no merecen segunda oportunidad porque no han cambiado desde adentro. Y en el mismo sentido recibir “disculpas públicas” recién en esta etapa del campeonato, donde todo tiene sabor a oportunismo de la más baja intención no puede tener una segunda oportunidad.

Fujimori Higuchi aún no es ganadora y ya cuenta con amigotes en la prensa de todo tipo, prensa que en algún momento estuvo de lado de la democracia durante el fujimorato. Lo harán por miedo, quiero creer, a la página 57 del Plan de Gobierno de Gana Perú. Digo “quiero creer”, porque defender un sistema mercantilista (sin lugar a sospechas de su efecto agresivo para la nación) no puede ser respaldo por los que consumimos “prensa” “decente”.

Ya diría Marco Sifuentes hace unos días una frase que cae a pelo para muchos: “Mejor emputecidos que expropiados, será el razonamiento de sobrevivencia”.

Mi visión no puede ser pragmática. Mi condición de joven, de crítico, de metiche, de formación continua, de interés político no me deja ser práctico en un momento tan complicado.

No soy el único que debe haber llegado a esta comprensión. Años difíciles vienen con cualquiera de los dos que gane la presidencia. El asunto es ser exigentes como ciudadanos y estar preparados ante cualquier amenaza a nuestra integridad ciudadana.

Finalmente, todos aquellos que tengan una opinión similar a la mía, en buena actitud consecuente, debemos evitar en la medida de los posible que una de las más grandes y tóxicas mafias de la historia del Perú vuelva al poder. ¿Guardar nuestra dignidad en un tacho de basura por 5 años (o más), o tenerla siempre dentro de nosotros? Cada uno decidirá de acuerdo a sus convicciones legítimas.

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